Una
de las más leyendas más atractivas tiene como protagonista a Doña María
Coronel, hija del copero del Rey Don Pedro I. El monarca mandó matar al padre y
al esposo de Doña María, pero acabó enamorándose locamente de ella. La viuda
decidió retirarse a un convento, lo que no impidió que Don Pedro la persiguiera
insistentemente. Una de las versiones de la leyenda asegura que la viuda,
acosada por las frecuentes visitas del rey, se derramó aceite hirviendo para
desfigurar su rostro y acabar con las pretensiones Don Pedro. Desde entonces,
el cuerpo incorrupto de Doña María Coronel reposa en el coro del Monasterio de
Santa Inés.
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