Famosa es ya la leyenda del “ Gallo de Morón, que no era
gallo ni tampoco de la ciudad moronense.
Se trata de una historia que parte del siglo XVI y de la que
se cuentan dos versiones. Por una lado, hay quienes dicen que tan peculiar
gallo era un recaudador de impuestos que llegó a esta localidad procedente de
Granada. El recaudador no fue bien acogido en el pueblo, tanto por su difícil
misión como porque poseía un cierto aire de “ matón” y unas maneras pocos
correctas. De ahí el sobrenombre del “ Gallo de Morón”, según esta versión.
Cuando los lugareños no pudieron soportar más sus desplantes, le propinaron una
somanta de palos y acebuchazos como despedida. De esta leyenda queda la copla popular:
“ Anda que te vas quedando como el gallo de Morón, sin plumas y cacareando en
la mejor ocasión”.
La otra variante de la historia es similar, aunque cuenta
que el “Gallo” era un juez que llegó a Morón para poner paz entre los bandos
que se crearon en el pueblo cuando, a fines del siglo XVI, se constituyó el
Cabildo.
El municipio cuenta con dos esculturas del gallo que
recuerdan a sus ciudadanos y visitantes la famosa Leyenda: una es la escultura
del gallo situada en el paseo del gallo, levantado a principios del siglo XX, a
iniciativa de don Jerónimo Villalón-Daóiz y Pérez de Vera. La escultura es de
bronce y su peso es de 98 kilos; la otra réplica del gallo de Morón situada en
1999 en el cruce de cuatro caminos del Paseo de la Alameda está hecha de acero
inoxidable y su peso es de una tonelada.
No hay comentarios:
Publicar un comentario