Esta es una de las leyendas urbanas que más rápidamente creció en la pasada década y que aún hoy siempre hay alguien que vuelve a escuchar, y la da por reciente y real. Lo cierto es que esta historia, que muchos afirman que sucedió en Granada, es contada como sucedida en distintas ciudades. En cambio, algunos se atreven a dar incluso la ubicación exacta del establecimiento en el que se supone que sucedió.
Una pareja de novios caminaba de regreso a casa, cuando al pasar frente a una tienda de comestibles china, la mujer recordó que debía comprar algo. El novio se quedó esperando al otro lado de la calle. Pasaron los minutos y no vió salir a su pareja. Cuando se dirigió al establecimiento, un ciudadano chino se apresuró a echar el cierre de persiana. Éste se encaró con él y juró que en la tienda no ha entrado nadie. El novio consiguió entrar forcejeando y no encontró a su pareja en la tienda, por lo que decidió llamar a la Policía.
Cuando los agentes entraron, comenzaron a registrar el local y finalmente hallaron a la joven en el interior de una habitación camuflada, atada a una silla, semidesnuda, con heridas y evidentes signos de haber sido agredida.
Cuando el chino fue detenido, los agentes consiguieron obtener esta macabra confesión: la chica iba a ser asesinada, para extraerle sus órganos y venderlos en el mercado negro.
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