Corría
el año 1521 cuando, tras la batalla de Villalar, ajusticiaron al comunero Juan
Bravo. Entonces, según cuenta la historia, sus restos fueron trasladados a
Segovia, al antiguo convento de la Santa Cruz. Pero 400 años después, en 1921,
el Ayuntamiento de Segovia realizó una excavación donde hoy se encuentra su
losa. Unos cuentan que no se encontraron huesos, mientras que otros dicen que
sí se hallaron restos mortales, pero que se perdieron o desaparecieron.
Esta
'casualidad' hace más plausible la teoría de que los restos de Juan Bravo se
encuentran enterrados en Muñoveros, en la iglesia de San Félix. Según la
tradición oral que se ha mantenido en el municipio de generación en generación,
fueron algunos de los amigos y fieles del propio Comunero quienes acudieron a
la sepultura un tiempo después de su enterramiento y se llevaron el cadáver,
bajo el temor de que su tumba fuera profanada.
También
narran que Muñoveros, lugar que el comunero llevaba en su corazón, fue elegido
para dar nueva sepultura a sus restos. Había pasado en el pueblo algunas
temporadas de descanso y contaba con varias posesiones; algunas llegaron a sus
manos como dote en su matrimonio con Catalina del Río, aunque tras la muerte de
ésta, sus visitas al municipio eran cada vez menos frecuentes, por lo que en
1513 creó un fetosín para que todos los vecinos del municipio se pudieran
beneficiar de las fincas.
Según
la escritura pública, el terreno del capitán comunero se dividió en 64 suertes,
que correspondían una a cada vecino, en propiedad, con una carga anual de una
fanega de trigo y quince celemines de centeno, que corresponderían a los
herederos de Juan Bravo. En el documento se marcó que cada suerte no era
hereditaria de padres a hijos. Si fallecía el titular, la tierra sería para la
viuda, pero tras su deceso, el terreno lo disfrutaría el vecino siguiente en el
censo, tal y como se marcaban en la época la mayoría de estas cesiones. La
leyenda continúa explicando como el cuerpo sin vida del comunero se colocó en
el templo parroquial de Muñoveros, bajo el altar de la Purísima, pero
posteriormente la lápida se situó a la puerta de entrada del templo y bajo ella
los huesos.
Bajo
una losa se pueden leer las palabras 'CJV está aquí', iniciales que, según los
vecinos corresponden a Comunero Juan Bravo. Realidad o leyenda, lo que sí es
cierto es que los habitantes de la localidad sienten gran debilidad y un
especial cariño por este personaje. En la entrada de la iglesia existe un
pequeño homenaje de Muñoveros a Juan Bravo en el que se puede leer la
inscripción 'El heroico capitán comunero, ejemplo de dignidad y libertad. Tuvo
posesiones y a temporadas vivió en este pueblo. Sus restos reposan en esta
iglesia según se ha transmitido de generación en generación, desde aquellos
lejanos tiempos hasta nuestros días'.
El
arraigo de los vecinos de la localidad con la figura y la persona de Juan Bravo
es tal que incluso en el Ayuntamiento de Muñoveros se encuentran algunas de sus
antiguas armas. También en el lugar se encuentra una escultura de Abellá que
representa al capitán comunero a los pies del patíbulo. Además una de las
plazas del municipio, situada junto a la iglesia en la que reposan sus restos,
lleva el nombre del Comunero Juan Bravo. También esta misma nomenclatura han
tomado como referencia el centro familiar de la localidad y una de las
asociaciones del pueblo.
En
2005 Muñoveros se hermanó con Atienza (Guadalajara), lugar de nacimiento del
comunero, uniendo lazos entre el lugar de origen de Juan Bravo y el que parece
ser es su último destino.
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