domingo, 4 de marzo de 2018

La cueva del milagro (Castroserna de Abajo, Segovia)


Cuentan que estaba el zagal cuidando del rebaño cuando, de repente, se le apareció la Virgen con un niño en la mano izquierda y una flor en la derecha. Obnubilado e incrédulo ante lo que veía, el niño se quedó parado hasta que María le habló y le dijo que en la cueva encontraría su imagen y que se lo comunicase a sus padres para que la devolviesen al lugar en el que, antes de la invasión arábiga, se la profesó culto.

El pequeño se adentró en la gruta y, allí, maravillado, halló la imagen. Intentó llevársela a casa para enseñársela a sus padres, pero fue inútil. La virgen regresaba a la cueva. Sin pruebas de la milagrosa aparición, al pequeño pastor le costó más de un intentó convencer a sus padres para que acudiesen al lugar. Su empeño dio resultados y, finalmente, su progenitor acudió a la cueva y comprobó que allí se encontraba la imagen, como le había dicho su hijo.

Maravillado también por lo que había visto, corrió a comunicar lo ocurrido al párroco y a las autoridades de Castroserna de Abajo. Comenzó la devoción y veneración a la imagen de la Virgen de los Remedios, que ahora alcanza su máxima expresión el último domingo de septiembre. Incluso de otros pueblos acude la gente a participar en el rosario y la procesión acompañando a la patrona sobre su carroza, adornada con docenas de flores.

Incluso hace años era una auténtica romería en la que muchos, después de la misa matinal, se quedaban en la pradera de la ermita a comer y esperar el emotivo momento de la procesión, en la que no faltan las jotas, los paloteos y la subasta de los cordones de la carroza para ver qué devotos devuelven a la patrona al templo, la colocan en el altar y en el trono.
La cueva del milagro

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