Según cuenta Manuel Pérez Regordán en su libro "Historias y Leyendas de Arcos", hace tiempo un grupo de individuos asaltaron el templo de San Agustín con la intención de destrozar la imagen de Nuestro Padre Jesús Nazareno.
Como había sido recientemente la Semana Santa la imagen todavía estaba en su paso así que mientra uno de los delincuentes se subió al paso para quitar la cruz de la imagen, otro comenzó a desatornillar las tuercas que sujetaban la imagen. Ocurrió entonces que sin querer uno de los que estaban abajo accionó el mecanismo por el cual el Nazareno daba las bendiciones al pueblo propinándole así una solemne bofetada en la cara al individuo que estaba encima.
Aquello supuso un gran susto para todos ellos y pensaron que lo sucedido era un milagro. A partir de ese instante se convirtieron en costaleros del Nazareno.
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