Viejas leyendas cuentan que en tiempos de moros, en este mismo lugar, venían a verse en secreto dos jóvenes enamorados. El gallardo caballero cristiano y la bella princesa mora. Enteradas ambas familias los quisieron para siempre separar, mas ellos una noche decidieron juntos escapar. Quedaron aquí, donde siempre. Y bajo la luna llena se juraron amor, puro y eterno; el cual al sellarse con un beso…
“hizo brotar este hermoso manantial…”
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