jueves, 26 de abril de 2018

Los diablillos (Sepúlveda, Segovia)


Una tradición tan anclada en el tiempo, que ni se recuerda su origen. Unos dicen que hasta sus bisabuelos ya hablaban de cuando eran pequeños y asistían a esta fiesta. Un rito que reúne en torno a una hoguera a cientos de vecinos y que anuncia el preludio de unas de las fiestas más importantes de la localidad. Los diablillos, una vez más, han vuelto a anunciar las Fiestas de los Toros de Sepúlveda con sus juegos, correteos, y escobazos.
No es fácil, cuentan, fechar una fiesta de la que no se han hallado documentos escritos, pero si es cierto, que el paso de generación en generación ha hecho posible que todos los años, el grupo de diablillos que aparecen tras la hoguera continúen recreando el mito de San Bartolomé. Tanto se encargaron los sepulvedanos de no olvidar esta fiesta, que incluso en la Guerra Civil se continuó representando.
Y así, cada año, el jolgorio popular se ve turbado por la presencia de estos personajes que, vestidos de rojo, portan únicamente escobas y unas linternas en la cabeza que alumbran sus frenéticos pasos. Unos seis diablillos aparecen sobre la escalinata de la iglesia de San Bartolomé detrás de las nerviosas llamas de una hoguera prendida frente al santo lugar, para echar a correr, saltar, unos tras otros, molestando a los allí congregados, que no obstante, los esperan año tras año para continuar con la tradición el mismo día 23 de agosto, y muy importante, comenzar con las fiestas del último fin de semana de agosto. Con el encendido del alumbrado público, y una vez los diablillos vuelven a subir los 26 escalones de la iglesia del Santo, la limonada corre por la villa entre unos vecinos, que ya esperan la próxima llegada de la Fiesta del diablillo
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