Es
una de las creencias más extendidas en la ciudad, y narra que la Virgen del
Águila, la patrona, fue hallada por la intermediación de un águila. De haber
sucedido, el episodio pudo haber sido más o menos así: Los cristianos, que se
habían hecho recientemente con el control del Castillo, arrebatándoselo a los
moros en la Reconquista, pasaban los días recorriendo sus nuevos dominios en el
cerro del Castillo y haciéndose idea de sus posibilidades para su nueva vida.
Desde
su llegada habían observado que cada día un águila sobrevolaba las murallas e
iba a posarse en un mismo lugar. Extrañados por la presencia y aún más por la
conducta del ave optaron por ir al lugar elegido como posadero del águila. En
este lugar, tras una breve búsqueda, encontraron enterrada una imagen de la
Virgen que habría sido ocultada por los cristianos a la llegada de los
invasores musulmanes. Esta Águila además de rescatar a la Virgen de su
escondite, dio nombre a la advocación.
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