Cuenta la tradición oral, que las andas de la Virgen
aparecieron una mañana en la plazuela de los Remedios, y que los jornaleros que
se disponían a ir al campo vieron alejarse de la plaza a los bueyes que las
traían. El autor de las andas se mantuvo en secreto, llegando a decir que las
trajeron los ángeles del cielo e incluso que fueron talladas por un preso a
cambio de comida, protección y futura libertad. Los bueyes que ven marcharse
esa mañana temprano eran procedentes del Cortijo de Andrade (La Andrá); no en
vano su propietario, Don Manuel de Andrade, era en aquellos años Hermano Mayor
de la Hermandad y gran artífice de la construcción del Camarín de la Virgen y
la Capilla Mayor. Posiblemente fuera una persona perseguida por la justicia
quien trabajaba para este señor a cambio de poder recobrar su libertad y su
sustento diario, y para que nadie pudiera sospechar nada de la estancia de este
hombre en su cortijo, amanecieron sus bueyes trayendo las andas para dejarlas
en la plazuela y simular que pareciera un milagro.
Sin embargo, el diseño de este templete barroco es semejante y en algunos aspectos idénticos a multitud de piezas que exornan el retablo mayor de la iglesia y el propio Camarín de la Virgen. El retablo mayor fue realizado en el taller ecijano de Juan José González Cañero entre 1733 y 1741. Pero la hermandad recurrió al núcleo antequerano de Francisco Primo para la finalización y modificación de la obra entre 1744 y 1749, realizando también entre 1762 y 1763 los dos retablos laterales. El dorado se debe a Salvador Romero en 1750. La realización del templete o baldaquino de la Virgen de los Remedios se relaciona con la obra del antequerano Francisco Primo.
Sin embargo, el diseño de este templete barroco es semejante y en algunos aspectos idénticos a multitud de piezas que exornan el retablo mayor de la iglesia y el propio Camarín de la Virgen. El retablo mayor fue realizado en el taller ecijano de Juan José González Cañero entre 1733 y 1741. Pero la hermandad recurrió al núcleo antequerano de Francisco Primo para la finalización y modificación de la obra entre 1744 y 1749, realizando también entre 1762 y 1763 los dos retablos laterales. El dorado se debe a Salvador Romero en 1750. La realización del templete o baldaquino de la Virgen de los Remedios se relaciona con la obra del antequerano Francisco Primo.
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