El fantasma (Camas, Sevilla)

“La verdad es que no sé ni cómo contarte lo que me ocurrió una madrugada cuando estaba trabajando,aunque ha pasado casi dos años raro es el día que no recuerde lo que me sucedió”, así de críptico comenzaba su relato un nuevo testigo de lo imposible, una nueva víctima del misterio.

El protagonista de esta escalofriante historia iba a tardar mucho tiempo lo que vivió: “Como te comentaba…, no se como contártelo, así que va a ser la cual me pasó. Yo trabajaba, por aquel entonces, de vigilante de seguridad guardando unas obras de mejoras para el pueblo de Camas, en Sevilla, en el campo que hay cerca del cementerio”.

El testigo era vigilante de seguridad y recordaba: “Yo hacia el servicio dentro de mi coche ya que no disponía de otro sitio, al principio era como otra noche más, sobre las 2:45 de la madrugada salí del coche para estirar las piernas, aprovechando para orinar. Al darme la vuelta vi que alguien se acercaba, pero cada vez que se más cerca estaba me iba dando cuenta que no era normal, era muy alto, muy delgado y encapuchado”.

El testigo tuvo muy cerca a esa extraña aparición en las proximidades del cementerio: “Llegué a tenerlo cara a cara, a menos de un metro, no tenía rostro, era como una sombra y emitía un ronroneo muy similar al de los gatos. Me quedé helado, sólo se me ocurrió meterme en el coche y arrancarlo para salir corriendo. Terminé de hacer el servicio fuera en la entrada del camino”.

Nuestro testigo, del que omitimos su identidad y ya no dedicado a tareas de seguridad, afirma sin rubor: “No lo he contado a nadie ya que me tomarían por loco y sí me he decidido a contártelo es debido a que escuché en la radio una historia que alguien se encontró con un individuo semejante al que yo tuve cara a cara”. Hoy día este testimonio “anónimo” -del cual no facilitamos su identidad- ve la luz pues otros trabajadores tuvieron el mismo encuentro con la misteriosa sombra del “encapuchado”.

No son los cementerios lugares donde, normalmente, lo paranormal se manifieste, todo lo contrario: suelen ser lugares de calma y de paz. En el caso que nos ocupa se produjo en un punto determinado del camino que conduce a este por lo que podría guardar alguna relación con el camposanto.