Ésta es la leyenda más famosa de Jaén e incluso a nivel de España. Está ambientada a finales del siglo XV.
Cuenta la leyenda que cerca del raudal de la Magdalena habitaba un lagarto gigante que se comía a todo aquel que pasaba por cerca de su hogar. La gente estaba harta de él porque aunque se comía a la gente también devoraba a los rebaños ovejas de los pastores. Para evitar estas continuas catástrofes, el rey mandó a un preso, que se ofreció voluntario, a matarlo a cambio de su libertad. Para ésta complicada tarea el preso solicitó al rey un caballo, la piel de una oveja y pólvora. Entonces el preso fue hasta el raudal y empezó a tirarles los panes al enorme lagarto. Llegó a una calle sin salida y le tiró la piel de oveja con la pólvora dentro. El lagarto se la tragó y al cabo de unos minutos explotó. Finalmente el preso retomó su libertad. La leyenda dice que sus restos están en la paredes de San Ildefonso y en La Magdalena.
No hay comentarios:
Publicar un comentario