Una
tradición que cuenta que en lo alto del cerro de San Pedro, en cuya falda se
extiende Hinojosa de Duero, había un castillo del que hoy no queda nada más que
el recuerdo. Los más ancianos aún señalan donde vieron los cimientos y
acompañan el relato con leyendas de tesoros escondidos. Aún queda en pie la
ermita -una joya del románico atlántico- que formó parte de la fortaleza.
En
el castillo moraba un señor feudal déspota que tiranizaba con derechos
humillantes para el pueblo como lo era el ‘derecho de pernada’, es decir,
acostarse con la novia la noche de bodas. Hartos ya de los abusos del feudal,
los hinojoseros, la noche de San Juan, se unieron y alzaron contra él asaltando
el castillo. Al opresor, apenas le da tiempo a vestirse, y tras la lucha, logra
huir a Portugal.
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