En
la población de Ribadelago, había un sacerdote con una criada que
se encargaba de todas las tareas. Un día un joven robó ciruelas y la criada
gritó “un rapaz”, entonces el cura dijo “lo que salga”, desde ese momento
y totalmente avergonzado por el malentendido decidió cortar el ciruelo y tallar
santos a San Benjamín.
Wow
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