Aficionado al cante desde su más tierna infancia llegó a crear un estilo personal. Recorrió los más importantes cafés y teatros de su época. Es autor de muchas malagueñas, entre otras ésta tan popular cuya letra dice así:
Caleta y el Limonar, / viva Málaga que tiene
Caleta y el Limonar, / su parque lleno de flores
A la orillita del mar, / donde nacen los amores
Caleta y el Limonar, / su parque lleno de flores
A la orillita del mar, / donde nacen los amores
Entre la historia y la leyenda, el contrabando adquiere un singular interés, por las anécdotas y especulaciones imaginativas que dicha actividad suscita.
El número de los vecinos dedicados al trasiego del contrabando y el volumen de mercancías que se movía procedente de Gibraltar, hizo que Benamargosa a finales del siglo XIX fuera conocida no sólo en Málaga sino también en toda Andalucía, como Gibraltar el Chico. Su fama se refleja en una coplilla que una mujer de Ubrique cantaba:
Viva mi pueblo señores / que soy de Benamargosa
donde se vende el tabaco / como si fuera otra cosa.
donde se vende el tabaco / como si fuera otra cosa.
Esta actividad dio lugar a la afamada destreza que los hombres del pueblo adquirieron en sortear caminos y quebradas para evitar a los temidos “migueletes” (Guardia Civil) en sus carreras desde Gibraltar con sus caballerías cargadas de las preciadas mercancías.
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