En un tiempo lejano estas tierras pertenecieron a un reino insólito y estrafalario. Su soberano, Omar Ben Hafsun, descendiente de mozárabes, fundó en rebeldía su particular reino con el propósito de desestabilizar el califato de Córdoba.
La localidad adquiere una gran importancia en el siglo IX. Sobre la Peña de Ardales sobreviven los muros del castillo que, junto a otros numerosos alcázares, defendió la que era su plaza fuerte: Bobastro. A la legendaria ciudad de Omar Ben Hafsun se llega por una estrecha pista de alquitrán que asciende sin descanso entre los bosquetes de pino carrasco, desvelando el insólito paisaje de las Mesas de Villaverde, en cuya cúspide dormitan las ruinas de Bobastro.
Un sendero de escalones tallados en la roca del monte llevan hasta la supuesta iglesia. La vereda serpentea desconcertante por la abrupta pendiente. La iglesia mozárabe no tarda en aparecer, excavada en la roca, donde se identifican tres naves diferenciadas con arcos de herradura y un testero donde se localizan tres capillas.
La historia de Ardales está llena de leyendas como la de la aparición de una extraña dama vestida con vaporosos velos blancos que suele merodear por las ruinas de Bobastro. Por eso a estos rincones se les conoce con el nombre de La Encantada.
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