Una leyenda se basa en el relieve que una lagartija dejó al caer en plena fundición de una de las campanas que iría destinada al campanario mudéjar. Esta campana lleva inscrita la siguiente leyenda: “Me hizo don Ramón Rivas, siendo cura propio don Ildefonso Tomé y García, y alcalde, don Antonio García Azuaya. Año 1.876.”
La imagen de la lagartija, prisionera en el metal y en consecuencia inmortalizada por el bronce, dio paso a la leyenda que acompaña a la campana. Se dice que todo mozo que no encuentre pareja puede liberarse de su estado de soltería si accede hasta la campana y besa el inquietante reptil. En algunos casos será suficiente con una vez y en otros habrá que repetirlo hasta que suceda lo deseado.
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