Según cuenta la leyenda, en 1532, con motivo de las obras de ampliación de la Iglesia Mayor, apareció soterrada en una bóveda una imagen mariana. Con toda la pompa del momento, la imagen pasó por muchas ermitas e iglesias de la villa hasta que, hacia 1611, fray Diego de Mardones -a la sazón, obispo de Córdoba- decretó su entronización en la Parroquial denominándola, desde ese momento, Nuestra Señora del Soterraño.
En la festividad de la Natividad de la Virgen María se le realiza una Solemne Función, precedida por un Septenario en días anteriores. A continuación, efectúa su salida procesional precedida por todas las Hermandades y Cofradías.
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