Dice la tradición que en la ermita de Santa Ana, la zona más antigua y elevada del pueblo, hay un túnel aún no descubierto que conduce desde la misma ermita o alguna zona muy próxima al río Turvilla. Esta galería fue excavada a pico y pala por cristianos cautivos para uso de moros que la emplearían para extraer agua. El túnel conducía hasta un lugar en la cuenca del río, frente a la ermita, pago conocido como el Allaná, donde sobre el farallón rocoso a unos escasos veinte metros de altura se ven unas formas en la roca que recuerdan la señal de unas puertas marcadas y que la fantasía popular comenta que fueron tapiadas.
Cuenta la voz popular, envuelta en leyenda, que allá por el terrible año del terremoto de 1.884, la noche de Navidad, la tierra tembló sembrando el horror y la destrucción en numerosos pueblos a ambos lados de Sierra Tejeda. Los habitantes de Canillas de Albaida al conocer la noticia de la dureza con que sus vecinos eran abatidos, aterrorizados, se dirigieron a pedir protección a la Virgen del Rosario y decidieron sacarla en procesión por las calles del pueblo. Contaron los mayores que lo vivieron a sus hijos y nietos que los temblores cesaron al paso de procesión, considerando todos que el acontecimiento se debió a la protección de la Virgen. El pueblo, en agradecimiento, nombró protectora y patrona de la villa a la Virgen del Rosario. Desde aquellas trágicas fechas, en el día de su onomástica, la Virgen es procesionada.
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