Dícese que en un tiempo lejano una pareja de enamorados se reunió en un lugar cercano a este municipio, denominado 'La fuente del pilarejo', y allí consumaron su amor. En ese lugar decidieron construir su hogar con los materiales que tenían al alcance de la mano: madera, ramas, etc.
Su humilde morada solo tenía dos habitaciones y el suelo era de tierra apisonada, pero su mesa estaba bien abastecida con lo que le proporcionaba el huerto y el corral de animales domésticos.
Durante muchos años fueron el objeto de la curiosidad general y por el pueblo circulaban rumores sobre la viabilidad de su matrimonio. Finalmente se extendió la idea de que su convivencia se había quebrado, puesto que uno de los dos había desaparecido, aunque nadie en la población sabía en qué circunstancias. La curiosidad general hizo que cuando mejoró el tiempo, puesto que se habían sucedido muchas jornadas de lluvias, algunos vecinos se acercaron a visitar la casa donde se decía que la mujer vagaba sola y meditabunda. Pero cuando abrieron la puerta no encontraron más que una casa casi en ruinas, sin signos de vida. Se hizo un registro minucioso, se levantó el suelo de las habitaciones y patio, pero no se halló nada.
Pasó el tiempo y el lugar fue relegado al olvido, hasta que una vecina de Baños encontró en una fuente, cercana al lugar, una imagen de una señora con las manos llenas de verdugones y la cabeza cubierta con un pañuelo. Como era digna de lástima, la chica sintió piedad y le preguntó si había ido a por agua a la fuente, porque no llevaba cántaro, pero no hubo respuesta pues la sombra desapareció.
Poco tiempo después esta misma muchacha enfermó y el médico no supo averiguar el mal que le aquejaba. Más tarde, al llamar al párroco y arreglar sus cuentas con Dios la mujer falleció.
La leyenda popular cuenta que otra vecina del pueblo sufrió una peripecia similar, aunque su aparición no fue una sombra sino una mujer de blancas vestiduras, bello rostro y hermosa voz que surgió de entre los matorrales y se dirigió a ella y la abofeteó. Algunas noches de luna llena, puede contemplarse esa misma figura por las murallas del castillo de Burgalimar.
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