Cuenta
la leyenda que en las cercanías del castillo de Priego vivía un moro muy
poderoso cuya hija, llamada Zobeya, se enamoró de un cristiano, don Álvaro,
hijo del dueño del castillo. Tan fuerte era su amor, que la joven preparaba ya
su bautismo. La relación desagradaba sobremanera a su padre, que estaba
dispuesto a cualquier cosa por impedirla. De esta manera, el moro se puso de
acuerdo con unas hechiceras que vivían en los alrededores de Priego para
someter a su hija a un embrujo. Mediante engaño la llevó a unas bodegas de su
propiedad, donde preparó unos licores entre los cuales estaba camuflado el que
contenía el hechizo. Zobeya bebió de él. Un gemido que escapó de su garganta se
fue transformado en el silbido de la serpiente en que quedó convertida. El
estruendo fue tan grande que la bodega se derrumbó quedando convertida en una
cueva llamada desde entonces la Covacha del Moro. Se dice que en Priego, en las
madrugadas del invierno, a punto de llegar el alba, se oye un silbido que rompe
el silencio de la noche mezclado con cantos de amor.
La
Covacha del Moro se encuentra al pie de lo que fue el Castillo, propiedad de
los Condes de Priego, del que hoy sólo queda una torre en forma de prisma,
denominada Torreón de Despeñaperros. Este monumento es lo primero que vemos al
llegar al pueblo desde la carretera general.
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