Su nombre se debe a que según cuenta la leyenda el Diablo organizaba en este lugar sus ejercicios de brujería y arrojaba al río a todo el que osaba asomarse por las ventanas del mirador.
Llegaremos en coche y un poco antes de la Ciudad Encantada veremos la indicación del mirador, hay una pequeña explanada donde dejar el vehículo y un sendero que nos lleva hasta el Ventano del Diablo. El sendero es de unos 100 metros aproximadamente pero lleno de piedras, tener cuidado de no resbalaros o tropezar. No está habilitado para sillas de ruedas ni carritos de bebés, si vamos con niños muy pequeños lo mejor es llevarlos en brazos (se llega muy pronto) o utilizar la mochila de porteo. Desde las ventanas que ha creado la propia naturaleza en la roca podemos admirar el fondo de la hoz y el río Júcar, los colores que la naturaleza va poniendo al paisaje según la época del año (está especialmente bonito en otoño con los amarillos, rojos y marrones) y al fondo el pueblo abandonado del Salto de Villalba.
Una vez que lleguemos al mirador, aunque tiene unas barreras de protección, es aconsejable no perder de vista a los más pequeños y no dejar que se asomen en exceso al precipicio para evitar que se puedan caer.
No hay comentarios:
Publicar un comentario