domingo, 8 de octubre de 2017

El diablo y la cruz (Daimiel, Ciudad Real)

Había en Daimiel, allá por principios del siglo XX, un matrimonio que tenía nueve hijas. El varón se resistía en llegar, pese a los numerosos intentos. Al décimo tampoco lo consiguieron. Cuando le dieron la noticia al padre, que estaba en su huerta, este empezó a despotricar y a blasfemar, diciendo que no quería esta nueva hija y que prefería que se la llevase el diablo.
Regresando al pueblo, cuando le faltaba un par de kilómetros para llegar, encontró un niño en la carretera, llorando. Como el niño no contestaba nada pese a sus preguntas, lo subió a la grupa de su caballo y continuó su marcha. Muy cerca de la Cruz de los Pajes, donde descansa la Virgen cuando la traen del Santuario, se le ocurrió mirar hacia atrás para ver cómo iba el niño. Su sorpresa fue enorme cuando vio que al niño le arrastraban los pies, pues se había convertido en una especie de monstruo. La reacción del hombre fue instantánea: espoleó al caballo y se tiró de bruces a la Cruz de los Pajes mientras exclamaba «¡Virgen de las Cruces, ampárame!». El niño, que era en realidad el diablo al que había invocado antes al blasfemar, le dijo: «¡Esta exclamación te ha salvado!», y desapareció.

Al labrador, al amanecer, lo encontraron todo pálido, y a consecuencia de la impresión el pobre se pasó un mes en la cama, enfermo.

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