La historia del Tuerto de Tolox fue publicada por Rafael Flores y Andrés Rodriguez en su libro Guía de la Sierra de las Nieves, gracias a la información de Juan Codes, cabrero de Tolox y conocedor como nadie de la sierra, se pudo recuperar.
Como todas las leyendas e historias que circulan por Tolox, hay que situarlas en tiempo de los musulmanes, popularmente moros. Cuando estos fueros expulsados, uno de ellos quedó aislado en la sierra, por la zona de la Cañada de las Carnicerías. Allí permaneció varios años sobreviviendo como podía cobijado en la oquedad de la roca en el fondo de una cañada. Entre otras cosas, se alimentaba de frutas y verduras que robaba en los huertos del rio Alfaguara, no muy lejos de su refugio.
Un día la mala suerte en forma de nevada fue la causa de su desgracia. Sus huellas quedaron profundamente impresas en la nieve y fue localizada su presencia en la sierra. La desnudez de los pies, el tamaño de la huella y la fantasía de los lugareños fue suficiente para considerar que se trataba de una especie de animal monstruoso que le robaba los ganados.
Siguiendo las huellas, se llegó a la zona abrupta donde se montó un servicio de vigilancia que después de un día entero dio sus frutos. Se vio un hombre desnudo cubierto de vellos que salía a beber a un arroyo cercano. Al día siguiente se rodeo la zona y empezaron los lugareños a despeñar grandes rocas por la cañada hacia la entrada de la cueva. Al rato vieron salir a un hombre tremendamente ágil corriendo sin, al parecer, importarle ni la roca ni los matorrales que no eran obstáculo en su desesperada huida. Después de muchos esfuerzos se consiguió arrinconar al hombre, pero ni entre varios lugareños conseguían reducirle. Tras golpearle fuertemente con palos y quedar atontado consiguieron atraparle.
El moro, que era tuerto, fue llevado preso a Málaga y nunca más se supo de él.
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