La denominación Benarrabá se deriva de los Banu Rabbah, los hijos descendientes de los Rabbah, tribu de los benimerines que poblaron el Valle del Genal en la época de los moriscos. Tras la reconquista, el término pasó a manos de la Casa de Medina Sidonia.
En la cima de Benarrabá existió un importante castillo que sirvió de atalaya para divisar y defender a otros pueblos de la misma serranía; e incluso hay historiadores que hablan de una comunicación subterránea existente entre el castillo de este pueblo y los de Gaucín y Casares.
Existe una leyenda que se sitúa en la época de los asentamientos de los benimerines. Según cuentan, existía una familia de tintoreros que vivían en las riberas del río Genal y que elaboraban unos tintes exquisitos, especialmente el de color carmesí. La leyenda atribuye las propiedades del brillo y belleza a las propiedades mágicas de las aguas puras del Genal, de donde se abastecían sus pozos. La producción era enviada a Córdoba, Granada y Málaga. Pero las propiedades mágicas estaban en las manos del tintorero Abdesalam ben Arrabat que era un gran alquimista y elaboraba efectivas fórmulas, con elementos como ácido sulfúrico o el nítrico, hoy habituales, pero una rareza en aquella época.
El núcleo del pueblo se asienta sobre la ladera del monte Porón, lo que hace que sus calles alcancen pendientes inverosímiles, con una media del 43 por ciento. Pero a los lugareños esto les da igual ya que todos los días las suben y bajan varias veces, especialmente los que viven en la parte más alta, más o menos en donde se sitúa la plaza del Santo Cristo de la Veracruz, único lugar llano de la localidad.
La singularidad de este urbanismo ha logrado que Benarrabá sea uno de los pueblos más respetuosos con el urbanismo original: callejuelas enrevesadas, empinadas y angulosas, aún empedradas. La mayor parte de las viviendas están construidas de mampostería, madera y teja. La plaza, totalmente remodelada, se encuentra perfectamente integrada, ennobleciendo y embelleciendo al pueblo. La vida cotidiana se desarrolla entorno al Ayuntamiento, en la parte baja, ubicado en la calle Real.
Desde los diversos miradores del pueblo es posible contemplar gran parte del Valle Genal, donde la Naturaleza hechiza. Y es que Benarrabá está escondida en ella: hay que abrirse paso entre las montañas para llegar al municipio el cual cuenta con un bosque que supone más del 70 por ciento de su término municipal.
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