Hace dos siglos se descubrió en Carratraca un manantial de aguas sulfurosas y mineromedicinales que eran beneficiosas para ciertas dolencias. Pocos años más tarde se levantó un edificio que serviría de alojamiento a viajeros ilustres que buscaron por estos lares curas a sus males: Alejandro Dumas, Lord Byron, Rilke, Fernando VII o Eugenia de Montijo se beneficiaron de las aguas curativas de Carratraca.
Carratraca (del árabe carr-altrak, limpieza de impurezas) es un pueblo de cal que está excavado en la roca de una montaña. A sus pies se expande la fértil comarca de Guadalteba y Guadalhorce, sin sus abruptas sierras y sus múltiples pantanos.
El pueblo mantiene varias casas señoriales construidas por arquitectos del siglo XIX. Además del antiguo Hostal del Príncipe, que mandó erigir el rey Fernando VII para su uso (que aloja el hotel del balneario), destaca el Palacio de Trinidad Grund, actual sede del Ayuntamiento. No menos interesante es la peculiar plaza de toros, de 1878, excavada en la roca de sierra Blanquilla a modo de anfiteatro romano. Resulta curiosa que cada atardecer, Carratraca ofrece su ceremonia a la tolerancia con el encendido de 25.000 velas por las calles.
Hasta aquí llegó Lord Byron montado en burro en el siglo XIX. ¿Qué buscaba el poeta británico? Algo encontró en este municipio serrano de apenas cinco calles silenciosas. Sus mágicas aguas curativas, cálcicas y magnésicas, que no solo sanaban la piel y los huesos, sino que en las termas de Carratraca se amaba, se creaba y se apostaba sin fin. No en vano fue parada obligada en los viajes de monarcas, pintores y escritores románticos. En la actualidad, un edificio de estilo neoclásico, en la calle Baños, recupera como balneario la esencia de aquellas termas de piedra cuya popularidad alcanzó cotas considerables. El circuito termal de medio día de duración incluye un masaje de espalda, ducha jet, una cura en bebida con agua mineromedicinal, degustación de frutas, zumos e infusiones junto al baño turco y el uso de las piscinas exteriores e interiores.
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