<<Hace mucho tiempo vivió una joven muy hermosa llamada Moriana. Era tan hermosa que todo el que la veía se quedaba prendado de su belleza al instante.
Un día el rey, que había oído hablar de la gran belleza de la muchacha, acertó a pasar por allí. Al ver a la hermosa joven, decidió al instante que habría de ser suya y sólo suya. Trató de llevársela por la fuerza, pero Moriana se resistió. El rey resentido pensó que si aquella joven no era suya, no sería de nadie más: desenvainó su espada y le atravesó el corazón lanzándola después por un acantilado.
Los genios del agua al ver a una joven tan hermosa muerta y lanzada al fondo del mar se sintieron furiosos. Nada pudieron hacer por la vida de la joven, pero de la sangre que manaba de su herida hicieron el coral rojo. Las sirenas por su parte cantaron la historia de la muerte de Moriana por todo el mundo. El rey la escuchaba cada vez que se acercaba al mar, así que jamás pudo volver a navegar, ni permanecer a la orilla por mucho tiempo sin enloquecer.
Un día el rey, que había oído hablar de la gran belleza de la muchacha, acertó a pasar por allí. Al ver a la hermosa joven, decidió al instante que habría de ser suya y sólo suya. Trató de llevársela por la fuerza, pero Moriana se resistió. El rey resentido pensó que si aquella joven no era suya, no sería de nadie más: desenvainó su espada y le atravesó el corazón lanzándola después por un acantilado.
Los genios del agua al ver a una joven tan hermosa muerta y lanzada al fondo del mar se sintieron furiosos. Nada pudieron hacer por la vida de la joven, pero de la sangre que manaba de su herida hicieron el coral rojo. Las sirenas por su parte cantaron la historia de la muerte de Moriana por todo el mundo. El rey la escuchaba cada vez que se acercaba al mar, así que jamás pudo volver a navegar, ni permanecer a la orilla por mucho tiempo sin enloquecer.
Si uno escucha el sonido de las olas atentamente, puede escuchar esta historia cantada por las sirenas.>>
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