jueves, 22 de marzo de 2018

El reposo de Juan Bravo (Muñoveros, Segovia)


Corría el año 1521 cuando, tras la batalla de Villalar, ajusticiaron al comunero Juan Bravo. Entonces, según cuenta la historia, sus restos fueron trasladados a Segovia, al antiguo convento de la Santa Cruz. Pero 400 años después, en 1921, el Ayuntamiento de Segovia realizó una excavación donde hoy se encuentra su losa. Unos cuentan que no se encontraron huesos, mientras que otros dicen que sí se hallaron restos mortales, pero que se perdieron o desaparecieron.
Esta 'casualidad' hace más plausible la teoría de que los restos de Juan Bravo se encuentran enterrados en Muñoveros, en la iglesia de San Félix. Según la tradición oral que se ha mantenido en el municipio de generación en generación, fueron algunos de los amigos y fieles del propio Comunero quienes acudieron a la sepultura un tiempo después de su enterramiento y se llevaron el cadáver, bajo el temor de que su tumba fuera profanada.
También narran que Muñoveros, lugar que el comunero llevaba en su corazón, fue elegido para dar nueva sepultura a sus restos. Había pasado en el pueblo algunas temporadas de descanso y contaba con varias posesiones; algunas llegaron a sus manos como dote en su matrimonio con Catalina del Río, aunque tras la muerte de ésta, sus visitas al municipio eran cada vez menos frecuentes, por lo que en 1513 creó un fetosín para que todos los vecinos del municipio se pudieran beneficiar de las fincas.
Según la escritura pública, el terreno del capitán comunero se dividió en 64 suertes, que correspondían una a cada vecino, en propiedad, con una carga anual de una fanega de trigo y quince celemines de centeno, que corresponderían a los herederos de Juan Bravo. En el documento se marcó que cada suerte no era hereditaria de padres a hijos. Si fallecía el titular, la tierra sería para la viuda, pero tras su deceso, el terreno lo disfrutaría el vecino siguiente en el censo, tal y como se marcaban en la época la mayoría de estas cesiones. La leyenda continúa explicando como el cuerpo sin vida del comunero se colocó en el templo parroquial de Muñoveros, bajo el altar de la Purísima, pero posteriormente la lápida se situó a la puerta de entrada del templo y bajo ella los huesos.
Bajo una losa se pueden leer las palabras 'CJV está aquí', iniciales que, según los vecinos corresponden a Comunero Juan Bravo. Realidad o leyenda, lo que sí es cierto es que los habitantes de la localidad sienten gran debilidad y un especial cariño por este personaje. En la entrada de la iglesia existe un pequeño homenaje de Muñoveros a Juan Bravo en el que se puede leer la inscripción 'El heroico capitán comunero, ejemplo de dignidad y libertad. Tuvo posesiones y a temporadas vivió en este pueblo. Sus restos reposan en esta iglesia según se ha transmitido de generación en generación, desde aquellos lejanos tiempos hasta nuestros días'.
El arraigo de los vecinos de la localidad con la figura y la persona de Juan Bravo es tal que incluso en el Ayuntamiento de Muñoveros se encuentran algunas de sus antiguas armas. También en el lugar se encuentra una escultura de Abellá que representa al capitán comunero a los pies del patíbulo. Además una de las plazas del municipio, situada junto a la iglesia en la que reposan sus restos, lleva el nombre del Comunero Juan Bravo. También esta misma nomenclatura han tomado como referencia el centro familiar de la localidad y una de las asociaciones del pueblo.
En 2005 Muñoveros se hermanó con Atienza (Guadalajara), lugar de nacimiento del comunero, uniendo lazos entre el lugar de origen de Juan Bravo y el que parece ser es su último destino.
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