Sucedió
el 27 de Noviembre de 1977, eran las 23.50 h. y nuestro protagonista conducía
su taxi en finalización de jornada laboral. Con la cabeza más en el regreso a
su casa que en tomar otro cliente regresaba a su hogar cuando recibe la
solicitud de un servicio, a la salida de la barriada de Alcosa, en Sevilla.
Se
trataba de una pareja que quería ir a Carmona, a unos 40 kilómetros de la
capital hispalense. El chófer del taxi, Antonio González Morales, aceptó aquel
servicio pues le suponía un buen incremento de la caja realizada aquella noche.
Circulaba
por la carretera, llevaban ya unos diez kilómetros de trayecto cuando, sobre la
una de la madrugada, una extraña luz de comenzó a ver en el horizonte
sevillano. Aquella luz cruzaba por delante del coche y quedaba suspendido en el
aire. Antonio Morales, un veterano del taxi sevillano con licencia municipal
592 dijo al periódico ABC de Sevilla:
–Vimos una luz extraordinaria, un objeto
inmóvil en el aire, ¿qué hicimos? Reducir la velocidad y mirar con sombro
aquello que había quedado quieto y no hacía ruido alguno.
–Será
un helicóptero –dijo uno de los viajeros–.
–No;
un helicóptero no puede ser. Un avión no se queda inmóvil en el aire. Esto no
puede ser más que un OVNI.
–¿Un
OVNI? –preguntó asustada la mujer que ocupaba el asiento trasero.
–Al
dirigir la vista hacia el olivar que lindaba con la carretera descubrimos un
extraño objeto que estaba también iluminado. Tenía la forma de dos platos
invertidos, con un diámetro quizás superior a cinco metros, distinguiéndose una
luz verde en la parte superior y una luz roja en la inferior que alumbraban
intermitentemente. En la parte de unión de los platos había una franja
iluminada de color naranja. Su altura sería de metro y medio o dos metros como
mucho.
A diez kilómetros de Carmona la luz seguía con su
presencia inalterable entre los olivos. El taxista bajó la
ventanilla y aminoró la velocidad, sus pasajeros le pidieron que siguiera
adelante pero su automóvil parecía que no tenía potencia, algo se la estaba
restando o lo estaba frenando.
Antonio
González afirmaba:
–Jamás
había creído en platillos volantes y cosas por el estilo. Sí había oído hablar
de ellos y hasta pensaba que podrían ser exageraciones de la gente. Sin
embargo...
Al
pasar por aquella misma zona en el regreso a Sevilla, tras haber dejado a los
ocupantes del taxi en su destino, ya no quedaba ninguna señal de aquel objeto.
El vehículo había recobrado toda su potencia. A la llegada a Sevilla decidió
entrar en el aeropuerto y comentarle el incidente a los compañeros taxistas del
aeropuerto. Se detuvo en una gasolinera y preguntó también al empleado de la
misma. Nadie había visto nada. Sin
embargo Antonio González había sido testigo de un OVNI.
El
28 de Noviembre de 1977 desvelaba su experiencia públicamente en un programa de
radio especializado en esta temática.
La Red Nacional de
Corresponsales, dedicada a la investigación del fenómeno OVNI, investigó este
suceso. No logró contactar con los ocupantes del taxi pero si determinó la
fiabilidad y franqueza del testigo así como las anomalías detectadas en el
motor del vehículo y los fallos en la radio del mismo, algo que se repetiría en
otros sucesos OVNIs acaecidos en todo el mundo.
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