lunes, 10 de septiembre de 2018

Virgen del Consuelo (Alcolea del Río, Sevilla)


Muchos se preguntarán del por qué de la existencia de una sardina en el escudo de Alcolea, los alcoleanos lo explican así:
En cierta ocasión, ocurrió en alta mar que un barco de pescadores se encontraba en gran peligro de zozobra, cuando, según cuentan, se apareció la Santísima Virgen, calmando las aguas y alejando cualquier peligro de estos marineros.
Estos, agradecidos, decidieron buscar la imagen de la Señora para agradecer que Ella pusiera su mano y los salvara de tal peligro. De esta forma fueron visitando iglesia tras iglesia, ermita tras ermita, llevándole el destino aguas arriba por el Guadalquivir.
Hasta que llegaron a la localidad de Alcolea, donde los vecinos les comentaron que se veneraba la imagen de la Virgen del Consuelo en una ermita a las afuera de la villa, pero que desde hacía un tiempo no se podía acceder a la misma, ya que las puertas se habían cerrado de una forma misteriosa y no había habido forma de volverlas a abrir.
Picados por la curiosidad, los marineros marcharon hacia la ermita y no tuvieron problemas para abrir las puertas. Comprobando que era aquella imagen la que los había protegido, porque en su manto reposaba una sardina y además estaba lleno de arena de mar.
Los pescadores, agradecidos, regalaron a la imagen un rosario de gran valor, joya que aún permanece en su ajuar.”
D. Ángel J. Torres Caravaca, publica en su libro “Alcolea Nuestra” (1984), una crónica con el mismo tema:
<<Sintiéndose perdidos irremisiblemente, humanamente, en el Cielo buscaron ayuda. Rezaron, pidieron y esperaron… En la negrura borrascosa del firmamento inmenso apareció como por arte de magia, una especie de nebulosa plateada, destellante, que haciéndose elíptica terminó por albergar a una Virgen de un manto blanquísimo.
Unos instantes bastaron tan sólo para que las revueltas aguas se calmaran y la tormenta desapareciese. Sanos y salvos llegaron los pescadores al abrigo del puerto. Sinceramente agradecidos por el bien que recibieron, no dudaron en recorrer ciudades, villas o aldeas para encontrar la Virgen que salvó sus vidas.
En Alcolea la hallaron: ¡Era la Virgen del Consuelo! Y dijeron: “¡Esta es sin duda, la que nos salvó. Mirad su manto mojado. Ved la arena en sus pliegues!”. Y rindiéndole vasallaje, le regalaron el rosario, la corona y el cetro que ,aún se conservan.>>
El autor recoge en esta publicación la transcripción de los versos de un poema original de D. Antonio Osuna Ramírez:
A nuestra Sra. Del Consuelo
Alguien me ha dicho que Tú, Virgencita del Consuelo,
Eres paz y eres bonanza
De quien sufre en el silencio.
¡Dame tu amor, Madre mía!
No me dejes de tu mano
Porque sin Ti, yo me pierdo!
Yo sé que en tiempos remotos,
Hiciste un milagro inmenso
A unos hombres que morían
Sin encontrar, ya , remedio.
Entre los mares bravíos,
Un barco se estaba hundiendo
Batido por grandes olas
Y bajo nublos muy negros.
Alguien invocó Tu nombre
En aquél hórrido infierno,
Y entre el rugir de las aguas
Y el tronar del firmamento,
Apareciste valiente
A salvar los marineros.
Aquellos hombres curtidos,
Por el sol y por los vientos,
Contemplaron Tu figura
Con un éxtasis de ensueño.
Y ante Ti se arrodillaron
Y rezaron, sin saberlo,
Oraciones ignoradas
Que se fueron con el tiempo.
Se disipó la tormenta
Y Tu imagen se fue luego.
El barco volvió a bogar
En un mar limpio y sereno.
Todos los pueblos del Sur
Recorrieron con anhelo,
Buscándote con ahínco
Para rezarte de nuevo.
Te colmaron de riquezas;
Te dejaron sus secretos;
Se fueron por otros lares
Más te llevaron con ellos.
¡ Por eso recurro a Ti,
Virgencita del Consuelo,
Porque llevas alegría
A quien sufre en el silencio…!
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