Estos
acontecimientos ocurrieron en un pueblo del aljarafe sevillano (Bormujos), hace
unos 50 años aproximadamente. Yo era un vecino de este pueblo, del que me tuve
que ir por los sucesos por los cuales me quedé trastornado, ya que lo que voy a
contar le sucedió a un familiar mio.
Yo
vivía en la Urbanización de los Caballeros con mi familia, y me tuve que
trasladar a Cáceres por miedo a que me sucediera a mi. Mi padre, unos días
antes de fallecer de un derrame cerebral, me confeso la historia que os voy a
contar.
En
la Hacienda la Peregrina ocurrieron unos sucesos muy extraños. Mi abuelo tenia
unas tierras al lado de la Peregrina. Una tarde llamó su atención unas manchas
blancas en la fachada del campanario. Se acercó y descubrió que se trataba de
un rostro que curiosamente se parecía al pescadero del pueblo. Al principio no
le dio importancia, pero a la mañana siguiente se enteró de que había muerto
alguien al escuchar varios toques de campanas. En el desayuno le contó su mujer
el macabro hecho. Unos niños que jugaban cerca de la Peregrina encontraron el
cuerpo sin vida, colgado boca abajo de un hombre decapitado. Se trataba del
pescadero.
Una
semana después se acercó al campo para hacer sus labores, como de costumbre, y
vio otra mancha blanca en la fachada. Se acercó y un escalofrió inmenso
recorrió su cuerpo cuando vio reflejada la cara de su mujer. Salio corriendo
hacia el cuartel de la Policía, y les contó lo sucedido. La Policía no le hizo
caso, ya que pensaban que estaba loco. Pero al día siguiente se levantó y vio
que su mujer no estaba en la cama, y se asusto. Llamaron a la puerta y vio que
se trataba de la Policía, y entonces se le vino el mundo abajo. Habían
encontrado a su mujer en la misma circunstancia que al pescadero, colgada boca
abajo y sin cabeza en un ciruelo cercano a la Peregrina. Él pasó unos días muy
triste, pero a la semana siguiente, como de costumbre, volvió al campo para ver
si había mas rostros en el campanario de la Peregrina. Cuando llego al campo y
vio que había otra mancha blanca, el pánico se apodero de el. Era su cara la
que estaba reflejada en la fachada. Él fue de nuevo a la comisaría y durante
esa noche estuvieron vigilando la zona, pero todo fue inútil. Mi abuelo
apareció decapitado en el mismo ciruelo que su mujer, colgado boca abajo y sin
cabeza .
La
Policía, tras registrar la casa de mi abuelo encontró en un cajón las fotos del
pescadero, de mi abuela y de él mismo. Las fotos tenían marcas blanca de haber
sido utilizadas para realizar las caras que aparecían en la fachada del
campanario de la Peregrina. El asesino había sido mi propio abuelo, y nunca
supimos los motivos de sus acciones. Él mismo se subió al ciruelo, se ató los
pies a una rama y se decapitó para que no sospecharan de su autoría.
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