Cuenta la historia ,que un grupo de soldados mandados por el Capitan Garci-Bravo,venian de combatir con los moros,venian cansados y sedientos por medio de una tierra reseca que se abria en miles de grietas.
No se veia ni un solo arbol y no tenian agua con que aliviar su sed, solo su Capitan ,mantenia su fe y animaba a sus soldados prometiendoles ,que pronto terminaria su sufrimiento, que en la lejania se divisaba una mancha verde de un olivar y que tubieran fe que la santisima Virgen los protegeria.
Llegaron a una encina vieja y pararon a descansar un poco, mientras que el Capitan ,se aparto junto a unos peñascos a rezar, cuando los hombres se empezaban a desesperar por la situacion e incluso algunos de ellos querian matar al capitan ,quedaron sobrecogidos por un ruido extraño,como el discurrir de un arroyo sobre las piedras, y una luz blaquisima los cego, cayendo todos a tierra sobrecogidos. Cuando pudieron acostumbrar sus ojos a aquella luz cegadora, comtemplaron al Capitan, arrodillado en tierra, mientras un agua clara y cristalina, que manaba de la peña donde estaba clavada su espada, le mojaba las rodillas.
Nunca supieron el tiempo que duro aquello, de la misma forma que aparecio la luz ,se fue extinguiendo, dejando a los hombres perplejos y confundidos. Se acercaron a su Capitan y este levanto hacia ellos sus ojos bañados en lagrimas:
-Os dije que tuvierais fe,que Santa Maria nos ayudaria. Detras de la mancha verde se encuentra el pueblo donde nos dirijiamos, hemos de ir alli y decirles a los lugareños que Santa Maria de Fuente Clara los acoge bajo su proteccion ,igual que a nosotros. Para que la gente del pueblo nos crea solo hemos de enseñarles esta rosa que la Virgen me entrego.
Y abrio su mano, enseñando a sus hombres una rosa fragante y fresca que despedia hermosos destellos ,como si fuera una piedra preciosa.
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