Cuenta la leyenda, que en este lagar se aparecía un ser por las noches y hacía ruidos parecidos al golpeteo de un martillo, recibiendo el nombre de “Martinillo”. Ser, según cuentan, pequeñito probablemente semejante a un duende, que aterrorizaba a las gentes del lugar, logrando con ello que nadie se acercara por allí a determinadas horas. Ese sentimiento aún perdura hoy en día, pues algunas de mis tías cuando han dormido en el lagar sostienen, que a altas horas de la madrugada se oyen tantos ruidos, que no pueden dormir. Sin embargo mi abuelo, mi tío y mi madre creen que los ruidos provenían del ganado robado, escondido en el sótano, ubicado bajo una nave de tinajas que está en la entrada del lagar y que actualmente está oculto y casi hundido. Probablemente la leyenda fue creada para ahuyentar curiosos y poder seguir practicando la actividad ilegal del robo de ganado, que sería lo que salvó al lagar de su desaparición en tiempos económicamente difíciles.
También y en esta comarca, como en otras muchas existen leyendas de apariciones de fantasmas en lugares muy determinados, que no era otra, que el intento de asustar a los caminantes para que no pasaran por allí, ya que eran sitios donde ciertas parejas de enamorados se escondían para sus amoríos, no aceptados por los demás y así permanecer en el anonimato.
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