Don Miguel de Cervantes en su obra “Coloquio de perros” menciona en varias ocasiones a una bruja andaluza llamada “La Camacha”, y a quién en su inagotable imaginación, le atribuía toda una serie de prodigios como poder congelar las nubes, teletransportar a personas, poder cultivar rosas en diciembre y trigo en enero, entre otras cosas. (1)
El buen Cervantes, en contra de lo que podríamos pensar, no inventa el personaje, sino que se inspira en uno real, que vivió en la centuria de 1500, a quién realmente apodaban “La Camacha” y que fue condenada por bruja.
Su verdadero nombre era Leonor Rodriguez, y nació en Montilla, Córdoba, España, en 1532, y falleció en 1585, sus padres fueron Elvira García y Alonso Ruiz Agudo, a ella la bautizaron con el nombre y apellido de su abuela, y lo de “La Camacha” viene por el segundo apellido de su abuelo.
Leonor se casó con Antón García de Bonilla, al que según dicen, volvió loco con sus “hechizos” y falleció, de este matrimonio nacieron dos hijos, uno de ellos, también falleció por la “locura inducida” por “La Camacha.
Misteriosamente, esta mujer, desparece de Montilla durante una temporada, al parecer se marchó a Granada en donde aprendió brujería de manos de una mora, aunque ella se vanagloriaba de haber aprendido “este arte” de los mejores, ya fuesen moros o cristianos, incluso declaró haberse estado acostando con un “no bautizado” para aprender de este todos sus conocimientos nigrománticos.
Conocimientos que utilizaba, para bien o para mal, a cambio de sustanciosas cantidades de dinero haciendo que acumulara una sustanciosa fortuna.
Su “cocina” era bastante peculiar, ya que en ella no solo habían los enseres habituales de una cocina, sino toda una serie de extraños condimentos, como sapos, salamanquesas, y orines de negra, …
Como no podía ser de otro modo, fue procesada y sentenciada por el Santo Oficio de la Inquisición de Córdoba.
Al “juicio” se presentaron “cientos” de testigos que no solo corroboraban lo que decía la acusación, sino que incluso incrementaban estas acusaciones.
Evidentemente, “La Camacha” negaba todo hasta que fue “interrogada” con algunos de los medios que utilizaban en aquella época en los que la tortura era un método eficaz, como era de esperar, admitió todo lo que le quisieran imputar.
Leonor fue declarada culpable el 8 de diciembre de 1572, y sentenciada a una multa cuantiosa de dinero, desterrada de Montilla, y además al día siguiente, montada en un burro, paseada por la calles de córdoba y azotada por cien veces, las misma que le azotaron posteriormente, y en base a la condena, en su pueblo de Montilla.
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