martes, 7 de abril de 2020

Cueva de Tíscar (Quesada, Jaén)

Cuentan que la Virgencita cobró pronto el afecto y la veneración de los lugareños por las bendiciones que prodigaba entre ellos. Pero llegaron después los árabes y, aunque durante siglos no se atrevieron a tocar la talla y a terminar con la devoción, dicen que terminó cayendo en el olvido. Con todo y comenzado el siglo XIV, el rey moro de la zona, Mohammad Abdón, encontró un día la imagen en la llamada Cueva del Agua, o Gruta de las Maravillas, y la lanzó reiteradas veces río abajo, las mismas que la talla volvió a aparecer en la cueva.

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