El emplazamiento actual del mercado de abastos, a pocos metros de esta céntrica calle Viento, atesora también un pasado relacionado con extraños sucesos acaecidos entre 1988 y 1995, cuando el lugar estaba ocupado por el Conservatorio de Música. «El caso está confirmado por la totalidad del profesorado y por algunos alumnos que vieron al que llamaban el Martinillo», cuenta García-Baena. Los hechos inexplicables ocurridos en el conservatorio comenzaron poco después de su inauguración.
Golpes en las puertas de las clases que nadie había dado, y que casi vuelven loco al personal, luces que se apagaban o encendían y el extravío de libros y partituras eran pan nuestro de cada día en la institución. «Tenía nuestro personaje predilección por el aula de canto, en la que hacía bastante calor por el hecho de estar aislada mediante corchos para evitar el ruido. Allí un pianista acompañaba a los jóvenes estudiantes, y todos los pianistas que por allí pasaron sentían al comenzar a tocar un frío vaho a modo de ventisca, que sentían por la espalda y que se centraba en el cogote», relata el libro Miedo, pobreza e irrealidad. Apuntes para la intrahistoria de Marbella.
La cantidad de testimonios sobre los fenómenos es, según el historiador, amplísima. Subraya como, constituido un tribunal de coro y en presencia de algunos alumnos, un lapicero se desplazó por la mesa de izquierda a derecha un metro y medio aproximadamente ante la mirada de espanto de los presentes.
«En otra ocasión, cansada de las fechorías de aquella presencia, la directora cortó la electricidad en la red general y se marchó. Al salir vio una extraña luz entre naranja y amarillo verdoso, de color parecido al azufre, en una de las clases. Nadie logró explicar lo ocurrido a pesar de hacer al día siguiente ciertas comprobaciones, porque los presentes huyeron de allí como alma que lleva el diablo», afirma García-Baena.
Todo cambio para mal en 1995 cuando se inició el traslado de la institución musical a la guardería municipal para seis meses. La mudanza pareció no gustarle nada al protagonista de esta historia, porque, según los testimonios recogidos por el historiador, «a partir de entonces arañaba las puertas y hacía caer los cuadros con una fuerza inusual. Se puso rabioso e intolerante y lo que hasta entonces fueron bromas y fenómenos graciosos se tornó en otros bastante más agresivos».
Los estudiosos de los hechos paranormales no han podido determinar quién pudo ser el presunto espíritu que allí se manifestó, pero García-Baena apunta que, según algunas fuentes locales, el emplazamiento sobre el que se edificó el mercado y el conservatorio fue hace años lugar de enterramiento de las personas que se suicidaban en Marbella.
No hay comentarios:
Publicar un comentario