Una leyenda llamada La Fuente de la Doncella nos cuenta que junto al paraje conocido como el pago de Tetuán, próximo a la playa de Burriana, había una fuente de cuyas aguas solía beber una moza, según se dice porque sentía alivio de una enfermedad que padecía desde sus primeros años. En el ir y venir se cruzaba con un guapo mozo que también acudía a la fuente por el placer de beber sus aguas. El tiempo hizo que entre ellos naciera una amistad de la que pronto surgió el amor, y aunque el apuesto muchacho le propuso el matrimonio, ella, consciente de su enfermedad, no quiso aceptar el compromiso. Esto no fue obstáculo para que el enamorado mozo le permaneciera fiel hasta la muerte, idealizándose la historia en una leyenda de amor puro que arrastra la fuente desde el siglo XVI.
De la Cuesta o Barranco de Melí, entre los términos de Nerja, Frigiliana y Torrox, se cuenta la leyenda del moro Melí, un supuesto musulmán que habitaba en los contornos, allá por el siglo IX. Una de entre las muchas aficiones que practicaba el curioso personaje era la de esconderse por aquellos pagos y, según cuenta la leyenda, dedicarse a asustar a todos los que por allí pasaban, del mismo modo que si de un bandolero incruento se tratase. Entre esta y otras fechorías, el moro Melí, que tenía entretenidos a los habitantes del pueblo, acabó convirtiéndose al cristianismo, y tal fue la presencia del pintoresco personaje en estos parajes, que el barranco o cuesta recuerdan el nombre del moro Melí.
La tradicional celebración de San Antón, patrón de los animales, es una tradición muy extendida por todos los pueblos de la comarca, pero es quizás en Maro, pedanía de Nerja, en donde esta costumbre tomó especial significación. A mediados de enero se festejaba en la citada pedanía las fiestas de San Antón, en cuyo honor, todos los que tenían animales encendían hogueras o lumbres a las doce de la noche para que el santo protegiese a sus animales durante todo el año, de lo contrario enfermarían o morirían.
Hoy estas fiestas, documentadas desde el siglo XVII, se siguen celebrando con las tradicionales fogatas conocidas aquí como lumbres. El día 17 se celebra la misa, y a continuación la actuación de la banda de música y la verbena popular abren la fiesta que invita al baile. Antiguamente, cuatro meses antes, se soltaba por las calles de Maro un guarrillo a San Antón se representa con un marranillo a los pies que era alimentado por todos los vecinos y andaba suelto, pues se sobreentendía que éste era el marranillo de San Antón que llegado el día del patrón se subastaba. De ahí procede el dicho de que cuando una familia tenía un niño que estaba abandonado o todo el día en la calle, se le decía: “anda que pareces el marranillo de San Antón…”.
Hoy estas fiestas, documentadas desde el siglo XVII, se siguen celebrando con las tradicionales fogatas conocidas aquí como lumbres. El día 17 se celebra la misa, y a continuación la actuación de la banda de música y la verbena popular abren la fiesta que invita al baile. Antiguamente, cuatro meses antes, se soltaba por las calles de Maro un guarrillo a San Antón se representa con un marranillo a los pies que era alimentado por todos los vecinos y andaba suelto, pues se sobreentendía que éste era el marranillo de San Antón que llegado el día del patrón se subastaba. De ahí procede el dicho de que cuando una familia tenía un niño que estaba abandonado o todo el día en la calle, se le decía: “anda que pareces el marranillo de San Antón…”.
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