“Cuenta la leyenda apoyada por el rumor del levante que palpita en cada esquina adoquinada de esta ciudad, que el cuerpo ya sin vida de este joven, hijo de Guzmán, se convirtió en cenizas una mañana de Septiembre, mientras los allí presentes, se abrían paso ante la multitud, bendita locura, intentando escapar de aquel siniestro. Dicen los ancestros que poblaron nuestras calles Siglos atrás, que Pedro Alfonso estaba condenado a la muerte pagana de todo aquel que era embrujado o tocado por la mano de la magia negra. Este niño había crecido en el ambiente Católico y Cristiano, respirando sin duda raíces Árabes, inevitables dada la situación de la España de la época. Cuenta la leyenda negra, de diversas prácticas vampíricas en decenas de casas aun existentes en Tarifa, el culto a la sangre, los rituales con animales e incluso con humanos, no eran un secreto. Finalmente, este joven apuesto y educado en las raíces del Catolicismo, fue envenenado por las leyendas y cuentos populares, hasta creerse Vampiro, capaz de derrotar a las tropas árabes con su fuerza sobrenatural. Don Alonso Pérez de Guzmán, quiso mantener el secreto, y al no poder luchar con la doble personalidad de su hijo, decidió entregarlo ante cientos de miradas para no manchar el nombre de su saga. Imaginemos pues, un cuerpo de niño deshaciéndose poco a poco, tornándose su piel en oro cegador, mientras volaban sus cenizas azotadas por el levante hacia la parte trasera del castillo, para tocar el mar. Es por esto que se escucha a un niño llorar cada noche 21 de Septiembre en los aledaños de esta popular fortaleza. DEP.”
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