Un caluroso miércoles de Agosto de 1993, un grupo de chicos regresaban a su casa por la calle de Lepanto. Eran las 20:00 de la tarde cuando Francisco y su hermano vieron a un grupo de cuatro personas mirando fíjamente la pared de un edificio: "Nos acercamos a curiosear y cuando nos dimos cuenta ya había cada vez más gente", nos contaba Francisco:
"Apareció lo que parece una mancha, no se sabe si de humedad, casualmente con la forma de un rostro humano. Lo curioso de ésto fue que cuando invertías la fotografía, parecía que formaba el busto de un romano con el casco de la legión. Recuerdos de ese momento tengo muchos, me obsesioné un poco con el tema como tanta otra gente. Ahora que lo menciono, recuerdo también que se tapó la cara una primera vez, y a los pocos días la mancha volvió a salir. Con esto imaginate como estaba aquello, la gente le ponía flores y fotografías de la cara como si de verdad fuera un milagro divino, y lo cierto es que daba bastante que pensar. Onda cero estuvo por alli haciendo preguntas, también entrevistarón al párroco de la parroquia de San Vicente de Paúl, si no recuerdo mal".
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