Volviendo a las leyendas, existe una calle en Arcos que sufrió un curioso castigo. Por lo visto al ser una calle estrecha y oscura favorecía los duelos a navaja entre enemigos y claro la cosa solía acabar muy mal al menos para uno. Por ello la ciudad decidió tapiar durante muchos años esta sangrienta calle llamada ahora Alonso de Baena.
Por cierto, como curiosidad habría que señalar los guardaesquina o guardacantones que tiene esta calle por ambos extremos y que son tan típicos de algunos pueblos para proteger las esquinas de las ruedas de los carros y carruajes. En Arcos estos guardacantones son en su mayoría columnas antiguas que nos trasladan en nuestra imaginación a templos perdidos en el tiempo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario