Según una leyenda difundida por el pueblo (y que tomamos del espereño Cristóbal Garrido Jiménez), Espera fue fundada por el mítico rey Hespero (hermano de Athlante, rey de la Mauritania), el cual reinó en Hesperia hacia el año 657 después del Diluvio; o sea, hacia el 1659 antes de Jesucristo.
Hespero de pequeño tenía el nombre de Filóctetes y fue uno de los ocupantes del Caballo de Troya que, en su odisea particular tras la legendaria guerra, volvió hacia occidente con su hermano Athlante, que era, como dijimos, rey de la Mauritania. Pero cuando cruzó el mar y llegó a Hesperia (la Península Ibérica), conmutó su nombre por el de Hespero. Tuvo tres hijas, aquellas del vergel –el mítico Jardín de las Hespérides- en el que un dragón que nunca pestañeaba -¿o se trataba de un león?- custodiaba las manzanas de oro.
También cuenta la leyenda que Hespero era un gran aficionado a la astrología, y que una noche, cuando estaba en la atalaya de su castillo observando los astros, fue raptado o abducido por la estrella vespertina –el Véspero-, a la sazón Venus o el Lucero del Alba.
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