El arquetipo puede ser el de “Las siete niñas”, jóvenes que tenían un especial apego al “Altillo”, hoy “Jardín Escénico el Altillo”, ellas han quedado ancladas ahí. ‘El Altillo’ siempre fue un conjunto de misterio, ambición, envidia, curiosidad y extrañas casualidades.
En un ambiente de educación victoriana, severa, crecieron las siete niñas. Las murmuraciones sobre su peculiar tipo de vida se extendían por todo Jerez, ‘Las niñas de El Altillo’: que no las dejaban casarse, que tenían una madre siempre enferma, que no salían nunca, que eran muy raras…
La rígida educación que les impartió la institutriz inglesa Mary Agness Byrne, la nanny Birne, muy celosa y preocupada por el comportamiento sexual de las niñas, que prohibía hasta cogerse del brazo a las hermanas
Una institutriz que camina errante, y ellas mismas.
Cuando los testigos de las apariciones han podido acceder a las imágenes de las hermanas, se dan cuenta que esas personas jóvenes son idénticas a las que vieron.
Es un sitio en donde lo imposible se puede manifestar en cualquier momento.
En el “Jardín Escénico el Altillo”, la fenomenología es repetitiva y similar a otros lugares, sensaciones, oír pasos detrás de ti, ruidos, voces, luces que se apagan solas, puertas que estando cerradas incluso con llave se abren, desaparición de objetos que aparecen en otro momento, saltan las alarmas solas, presencias de personas caminando.
Se presentan no solo a los trabajadores, sino a los visitantes. Los testigos principales son personas que por motivo de trabajo están ahí.
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