Cuentan
los más ancianos del lugar, que allá por el siglo XIV, cuando Madrid caminaba
en la Edad Media, había un personaje místico en Navalcarnero.
Se
trataba de un campesino de nombre Martín Perdomes, que dedicaba su vida a
llevar a los mercados de Madrid verduras y hortalizas una vez a la semana. Este
hombre contaba que todas las
noches hablaba y recibía consejos del mismísimo Lucifer. Le tacharon de
loco, pero Martín, un buen día dijo que durante el camino hacia Madrid, en una
madrugada, Lucifer le contó que en menos de cuatro días caería una lluvia
intensa en la capital. Es interesante destacar, que por aquel entonces Madrid
estaba sumida en una profunda sequía, por lo que todo el mundo hablaba de aquel
suceso.
Martín
contó la historia a todo el mercado, muchos le aconsejaron que se confesase.
Pero a los cuatro días, bien por
azar, bien por el propio Lucifer, o bien por el destino, cayó una de las
mayores trombas de agua en el Madrid de aquella época, que llegó a inundar
parte de la ciudad.
¡Para
qué queremos más!. Os podéis imaginar lo que la gente pensó. A partir de aquel
momento, el campesino de Navalcarnero,
Martín Perdomes, se hizo famoso y no le faltó de nada en el resto
de su vida. Se hizo rico y todo el mundo le pedía consejo; hasta tal extremo
llegó la curiosidad suscitada, que fue llamado para ir al Alcázar Real para
hablar con el Rey.
El
campesino seguía diciendo que el demonío seguía hablando con él todas las
noches.
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