Esta
leyenda abulense nos lleva al año 1520, donde un pintor llamado Cristóbal
Alvarez, tenía como encargo restaurar un retrato de Beatriz Dávila, una joven
dama de la nobleza abulense. Cristóbal acabó enamorándose de Beatriz. Ella
vivía en el Palacio de los Dávila, cerca de la Catedral, donde este pintor
enamorado realizaba sus trabajos y acudía todos los días allí para terminar su
obra y como no pasear por los alrededores de donde vivía Beatriz, para poder
verla.
Un
miembro de la familia de los Águila, familia de nobles caballeros de Ávila,
y que estaba enamorado de Beatriz Dávila, descubrió los sentimientos del
pintor y ciego de ira fue tras él. La discusión y posterior enfrentamiento
entre estos dos jóvenes enamorados de Beatriz, tuvo lugar en esta calle “De la
vida y la muerte”, donde tal el enfrentamiento entre ellos, desencadenó la
muerte al de la familia de los Águila.
El
pintor a raíz de este enfrentamiento huyó a combatir a Flandes.
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