Cuenta otra leyenda
ocurrida en el valle que después de la toma de Córdoba por Fernando
III, un noble de León que
había participado en dicha gesta hizo noche en Piedrahita en casa de unos
parientes, el venia victorioso pero triste a la vez ya que había prometido a la
Virgen acabar con la vida de tres infieles y solo había podido matar a dos, y
pensaba que seria desgraciado por haber faltado a una promesa echa a tan alto
personaje.
Según cuentan los eruditos, en aquella época en la comarca del Corneja los cristianos viejos y algunos judíos vivían en Piedrahita y Bonilla, y en los alrededores musulmanes, aunque la mayoría de estos habían abrazado el Cristianismo, de grado, por fuerza, o por conveniencia.
El caballero partió con su comitiva desde Piedrahita hacia el Mirón sumido en su pesar, iba a pasar unos días a casa de otros familiares
Al pasar por lo que hoy es Santa Maria del Berrocal por el camino vio una mujer que el adivino como mora, no se lo pensó dos veces, saco la espada y la degolló, entonces se dio cuenta que estaba embarazada, y con su daga le abrió el vientre y saco a la criatura, corrió al pueblo con ella y llamo al cura para que la bautizara, como así hizo.
Fue un gran día para la Cristiandad, mientras el alma de la ismaelita se quemaba en las calderas del infierno, la de su retoño iba directa al cielo, y todo gracias a la ayuda de tan noble y piadoso señor, y el mismo también disfrutaría del descanso eterno, al haber cumplido la promesa echa a tan gran Señora....
Según cuentan los eruditos, en aquella época en la comarca del Corneja los cristianos viejos y algunos judíos vivían en Piedrahita y Bonilla, y en los alrededores musulmanes, aunque la mayoría de estos habían abrazado el Cristianismo, de grado, por fuerza, o por conveniencia.
El caballero partió con su comitiva desde Piedrahita hacia el Mirón sumido en su pesar, iba a pasar unos días a casa de otros familiares
Al pasar por lo que hoy es Santa Maria del Berrocal por el camino vio una mujer que el adivino como mora, no se lo pensó dos veces, saco la espada y la degolló, entonces se dio cuenta que estaba embarazada, y con su daga le abrió el vientre y saco a la criatura, corrió al pueblo con ella y llamo al cura para que la bautizara, como así hizo.
Fue un gran día para la Cristiandad, mientras el alma de la ismaelita se quemaba en las calderas del infierno, la de su retoño iba directa al cielo, y todo gracias a la ayuda de tan noble y piadoso señor, y el mismo también disfrutaría del descanso eterno, al haber cumplido la promesa echa a tan gran Señora....
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