miércoles, 22 de noviembre de 2017

La cristiana y el califa (Mascaraque, Toledo)

Cuenta la leyenda que El Walid de Córdoba, tuvo que hacer un viaje rutinario por los Reinos Taifas. Se trataba de un joven guapo y apuesto Califa muy versado e instruido en conocimientos diplomáticos que en aquellos momentos eran muy necesarios. Se hallaba atravesando "Ma'ancha", o "la tierra sin agua", como los árabes la llamaban, era verano y hacía mucho calor.
Llegaron una población llamada Villa Silos, (la actual Villa de Mascaraque), y allí se detuvieron para refrescarse y descansar. En la fuente del pueblo, el joven califa se encontró con una mujer bellísima que jugaba con el agua de la fuente. Muy amablemente le ofreció beber de su mano y entre juegos y salpicones surgió una tremenda atracción.
Aunque la mujer estaba casada con un hombre del pueblo, la pasión se desató entre la cristiana y el califa. Mientras Califa estuvo por aquellas tierras, la cristiana no perdía oportunidad de escabullirse de su marido y lanzarse a los brazos de su joven e instruido amante.
Mientras los dos amantes vivían su idilio, los rumores comenzaron a circular por Villa Silos. El marido de la joven cristiana acabó por enterarse, era un hombre de campo, huraño y bastante adusto. Esperó que el califa se fuera para repudiar a su esposa y echarla de su casa, levantando al pueblo entero en su contra. La cristiana al verse sola contra un pueblo enfurecido, corrió buscando refugio en el castillo de Almonacid, gobernado en aquel momento por un Rey Moro pariente y amigo del Califa.

Este, mando emisarios rápidamente al califa para ponerle al corriente de lo que estaba pasando. Cuando el Califa se enteró, según cuentan, fue tal su desesperación, que reventó un caballo en su camino de regreso para proteger a su enamorada cristiana. Y así fue como le construyó el Castillo de Mascaraque a su joven amada y protegido por los Castillos de Mora y de Almonacid.

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