miércoles, 1 de noviembre de 2017

La maldición del judio (Torija, Guadalajara)

Resulta que un jinete templario arrollo sin querer a la gallina más ponedora del corral de un judío de Torija, quien airado le maldijo a gritos: "¡Nos has dejado sin huevos para comer! ¡Ojalá te pase a ti como a mi gallina! ¡Hambre de huevos tenías que pasar...!".

Y esta maldición se cumplió pues poco después falleció el templario de un cólico miserere, siendo sepultado junto al convento de San Benito y en ese territorio escatológico intermedio entre la tumba y el más allá estuvo condenado, además, a alimentarse durante mil años únicamente de la yema de los huevos. "Por eso cada noche sale de su sepultura, con su manto blanco y su cruz roja, y va a los gallineros cercanos en busca de la yema que le permite seguir viviendo y este puede que sea uno de los caminos que recorre en las oscuras noches.

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