viernes, 3 de noviembre de 2017

Los fantasmas del Parador (Siguenza, Guadalajara)

Cuenta la leyenda que era joven, bella, rubia y de ojos azules. Tenía apenas quince años y llegaba a la corte de Castilla y León para ser la reina y señora. Se llamaba Blanca y era hija de Pedro I, Duque de Borbón, y sobrina del rey de Francia Carlos V El Hermoso. Corría el año 1353 y hacía tres que Don Pedro de Castilla reinaba como sucesor de su padre Alfonso XI. Entre los reinos de Castilla y León y Francia se había establecido una alianza que se sellaba con el matrimonio de doña Blanca y don Pedro I de Castilla. A la llegada de la princesa francesa se celebró el matrimonio de manera inmediata, pero el feliz acontecimiento podría tener desafortunadas repercusiones políticas debido al escandaloso comportamiento del rey, éste repudió a la recién desposada negándose a consumar el matrimonio, y dos días después partía para reunirse con su amante, María de Padilla, con quien mantenía una relación desde hacía tiempo.
Así comenzaba el calvario de la joven reina que dado su valor político fue usada tanto por unos como por otros según sus intereses particulares. En ausencia del rey, se colegiaron en Tordesillas con numerosas huestes la madre del rey, Doña María, su tía la reina viuda de Aragón, don Alfonso de Alburquerque, muchos nobles afectados de Castilla, obispos y el Cardenal enviado por el Papa Inocencio VI. Tomado por sorpresa, el rey no tuvo más remedio que claudicar y fue obligado a jurar que volvería con Doña Blanca, quién por entonces estaba encarcelada en Toledo, pero una vez libre se dedicó a vengarse de todos los conjurados en su contra.
Fue en busca de Doña Blanca y se la llevó a Sigüenza, donde la encárelo nuevamente en una pequeña celda en el Castillo, sede del obispo. Por su comportamiento se unieron en armas Francia y Aragón que apoyaron además a don Enrique de Trastámara, hermano bastardo del Rey, contra don Pedro I. Temió don Pedro que fuese liberada doña Blanca y decidió trasladarla a tierras de Medina Sidonia, confinándola en una torre del Alcázar, que todavía existe y que se conoce como la torre de doña Blanca. Era el año 1361 y doña Blanca moría asesinada a los 23 años por un disparo de ballesta, supuestamente por orden de don Pedro. Hay otra creencia entorno a su muerte y es que se dice que murió envenenada, pero esto es algo que nunca se supo probar.
Hasta aquí es lo que cuentan la leyenda y las crónicas. Sin embargo, algo sí es verdadero: testigos de los hechos ha sido el castillo de Sigüenza, actual Parador de Turismo. Todavía puede verse en el mismo la celdita donde doña Blanca fue encerrada. A su estrechez debe sumarse la incomodidad del lugar ya que sólo contaba con una silla y una mesa como único inmobiliario. La celda de doña Blanca está en el comedor que ha sido bautizado con su nombre y es uno de los tres que posee el Parador.

Pero doña Blanca no se liberó del sufrimiento a su muerte. Parece ser que ha vuelto para residir nuevamente entre sus muros del castillo donde vivió su infeliz matrimonio. Es verdad que cada castillo suele tener su historia particular y el actual Parador no se escapa de ello. De hecho, circular el rumor de la presencia de una energía, parece ser que femenina, y que ya se ha bautizado como “el Fantasma de doña Blanca”. Así pues, el Castillo-Parador de Sigüenza ya está ligado a lo que se conoce popularmente como “La Leyenda de Doña Blanca”. Los responsables del Parador son conscientes de este hecho pero restan importancia: si las gentes lo quieren creer así, está bien. Sin embargo, hay huéspedes que se han quejado de una presencia que no saben bien qué es pero se refiere a está como “fantasma”. No tiene forma precisa, se trata de una especie de mancha blanca y luminosa que flota en el aire.

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