Cuentas
los más mayores del lugar que había un chico llamado Julián que era jornalero,
buen mozo él, que se enamoró de una chica que se llamaba Angustias. Todas las
tardes, después de su trabajo Julián iba a la reja de Angustias a cortejarla.
Estos ya hacían planes de futuro, donde vivir, cuántos hijos tener, vamos, lo
típico de enamorados. A los padres de Angustias no les hacía mucho chiste que
su hija se casara con un hombre de un escalafón social más bajo que ellos y no
dejaban a la pareja hacer vida en común.
Pero
un día Julián se enteró que hacían falta hombres para ir a la guerra en Italia.
El chico pensó que podía hacer fortuna con las armas y así se podría casar con
Angustias. Así que Julián se alistó para ser Soldado. Antes de partir, los dos
enamorados fueron a jurarse amor eterno ante el Cristo del Pasadizo y de
rodillas ante él se comprometen a que ninguno de los dos pensara en otro,
mientras no se tuviera la certeza de la muerte de uno de ellos. Angustias se
queda compuesta y sin novio, triste y apenada. Pasan los días, los meses y
Julián no regresa. La chica se aburre y empieza a tener demasiados
pretendientes que intentan cortejarla, hasta que un día un chico muy avispado
llamado Lesmes se lleva el gato el agua y empieza a salir con Angustias.
Los
padres de la chica al enterarse de los nuevos amoríos de su muchacha, le echan
una buena reprimenda: “Ya te vale hija mía, eres ansia viva, ¿no te puedes
esperar a Julián?”. Pero la muchacha les dijo a sus padres “Carpe Diem, Lesmes
me tiene a cuerpo de reina y Julián vete a saber si vuelve”. Pues pasaron dos
años y Julián volvió; con más dinero y con mucha mejor posición social de la
que se fue de Cuenca.
Estaba
loco de contento porque iba a volver a ver a su amada y pensó en darle una
sorpresa a la mucha yendo a su reja por la noche a darle un gran beso de
enamorado. Llegó la noche y Julián fue a la reja de Angustias y menuda sorpresa
se llevó al ver a su novia con Lesmes; muy poco tardo Julián en sacar su espada
e ir a por el otro joven que empezó a defenderse como gato panza arriba, la
contienda estaba igualada, pero la mala suerte quiso que Julián tropezara con
un escalón, así Lesmes aprovecho el error fatal de su contrincante y le asestó
un letal golpe con su espada.
Angustias
ve el dantesco espectáculo desde su reja y gritando como alma que lleva el
diablo pide auxilio a la ronda, esta llega y Lesmes huye para no ser apresado.
Corriendo el chico se sube a las almenas de la Ronda del Huécar para desde allí
pegar un salto a un camino cercano, con la mala fortuna de tropezar y
desnucarse en la caída. Angustias queda muy consternada y se siente culpable de
la muerte de los dos muchachos y por eso decide recluirse para siempre en el
Cercano Convento de las Petras y promete que solo saldrá a la calle todos los
días a las doce de la noche para ir a pedir por las almas de Julián y de sus
familiares al Cristo del Pasadizo.
Hay
gente que jura haber visto a medianoche una sombra blanca que se recorre toda
la Ronda del Huécar se para en el Cristo del Pasadizo y desaparece.
No hay comentarios:
Publicar un comentario