Cuenta la historia que Don Pedro
Girón era el vigésimo octavo Maestre de la Orden de Calatrava y Duque de Osuna, un hombre muy ambicioso y muy guerrero. Quería
triunfar y escalar posiciones y pidió la mano de Isabel (la
que luego sería Isabel la Católica) cuando apenas era una muchachita.
El hermano de la reina, Enrique IV, aprobó
el casamiento aun cuando Don Pedro
Girón doblaba en edad a Isabel. El 2 de mayo de 1466 de
camino de Almagro a Ocaña para ver a su futura novia la comitiva de Don Pedro
Girón acampó en Villarrubia
de los Ojos. Don Pedro se
retiró a dormir pronto y a la mañana siguiente apareció muerto.
Las
circunstancias de su muerte nunca han sido totalmente aclaradas, aunque algunos
historiadores piensan que fue envenenado.
Las gentes del
lugar cuentan que, en lo que hoy son las Tablas de Daimiel, en las noches y días de
niebla, el espíritu de Don Pedro grita el nombre de Isabel, brama y maldice
su suerte en oscuras noches de tormenta.
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